En Suiza están como locos por juzgar a Herve Falciani, después de que filtrara información fiscal de la entidad bancaria HSBC, banco donde éste trabajaba hasta el 2008, momento en el que huyó de Suiza con la información de los clientes del banco y, con el único fin, según él, “de tratar de ayudar a los gobiernos a investigar a ciudadanos que utilizan cuentas en Suiza para evadir impuestos”.
Está acusado de apropiación indebida de datos, espionaje financiero y vulneración de las leyes suizas de secretos bancarios, y el Gobierno Suizo lo considera un “ladrón que traicionó a su empresa”, por lo que ha sido emplazado para acudir al juicio, juicio al que no se ha presentado.
Dejando de lado si se trata de un ladrón, de si se ha presentado o no al juicio y de si su actuación es criticable, nos preguntamos, ¿quién es el Gobierno Suizo para juzgar la forma de actuar de este ex empleado, cuando sus bancos, con el beneplácito de su Gobierno, han mantenido ocultas fortunas de defraudadores, asesinos, narcotraficantes, dictadores, atracadores y un largo etcétera, a sabiendas de su origen?
Por favor, señores del Gobierno Suizo, no vayan de pulcros y legales, cuando en el último siglo han contado con la administración bancaria más opaca e ilegal de Europa, como otros tantos paraísos fiscales de reconocido desprestigio.