Submitted by jorge on Fri, 19/10/2018 - 06:45
Una historia esperanzadora de fin de semana.
En el año 2009, un abogado de prestigio bonaerense, Eduardo Oderigo, abogado con bufete propio y jugador de Rugby, lleva a un amigo a conocer una cárcel de la provincia de Buenos Aires, Argentina, la de San Martín, y después de pasearse por los módulos de los presos más peligrosos, habla con el director de la cárcel y le propone impartir clases de Rugby a dichos presos.
En un país, Argentina, donde el índice de reincidencia de los presos que salen en Libertad es del 67%, pensar que a través de un deporte conseguiría resocializar a delincuentes de casta era una pura quimera.
El director del penal le permitió con cierta reticencia utilizar una cancha abandonada y pedregosa del módulo 48, el más violento, para comenzar a realizar entrenamientos con los primeros 20 voluntarios que se apuntaron.
Ese cuerpo a cuerpo aparentemente violento del Rugby gustó a los presos, además de los valores que ese deporte elitista promulgaba: Respeto mutuo, compañerismo, entrenamiento semanal, no ingerir pastillas que es droga y cero armas punzantes, máximas que quedaron grabadas a sangre y fuego en los voluntarios que accedían a jugar.
Crearon el equipo” los Espartanos” y lo que en 2009 comenzó como una aventura con 20 voluntarios, en 2015 ya eran 50 los jugadores inscritos en la prisión de San Martín, en 2016 el proyecto se estableció en 20 prisiones de Argentina, en 2017 en 43 cárceles de todo el país con 1.400 presos entrenando y 80 entrenadores externos y, posteriormente, comenzó a expandirse el proyecto a Chile y otros países suramericanos, y a España, en la cárcel del Dueso.
Desde 2011 cada 3 meses salen los equipos de las prisiones a jugar con equipos profesionales y con otros como el de los Jueces y Fiscales, sin agresiones ni nada que se le parezca.
Eduardo Oderigo ha creado una Fundación para llevar el proyecto adelante, la reincidencia de los 1.400 jugadores se ha reducido a solo un 5% y más de 80 de ellos que ya han salido en Libertad trabajan en 50 empresas, creándose más de 100 puestos de trabajo, sin problemas laborales, ni robos, ni despidos.
Esto es un proyecto de reinserción y de resocialización en condiciones, y aportando tan solo las herramientas y la ilusión a los mismos presos por arrancar con una nueva vida.
Así se logran estas metas.
https://elpais.com/elpais/2018/10/08/eps/1539007757_541115.html