Submitted by jorge on Wed, 28/10/2020 - 06:26
La Audiencia Nacional ha resuelto hace unos días dar la razón a la dirección del Centro Penitenciario de A Lama, Pontevedra, por restringir a partir de primeros de año las funciones de interactividad y conectividad de los televisores que el Demandadero vende a los Internos de dicha prisión.
¿Y a qué se ha debido esto?
Pues sencillamente, que la dirección de dicha prisión detectó en enero de este año que varios Internos utilizaban el Teletexto incorporado en los televisores que habían adquirido en el Demandadero del centro para, según dicha dirección, “utilizar los mensajes de teletexto para comunicarse los internos con personas del exterior través de páginas abiertas de citas, contactos, anuncios...".
Además, aseguraba el Centro, que los Presos usaban seudónimos y claves para fijar los momentos del día escogidos para comunicarse, así como enviar mensajes cifrados para no ser detectados, ya que ello podría conllevar problemas para la seguridad del Centro, así como una herramienta para llevar a cabo operaciones ilegales, posibles fugas, ordenes prohibidas, etc.
Si bien la Audiencia Nacional ha dado la razón a dicha prisión por bloquear el Teletexto, no permiten restringir otras funciones del menú, "ya que si las funciones básicas del aparato están bloqueadas, tales como la selección de canales o los ajustes necesarios de imagen y sonido, el aparato carece de utilidad".
Lo anecdótico de este caso es que no se trata de una noticia novedosa y tampoco entendemos que los televisores vendidos actualmente en los Centros Penitenciarios por Demandadero sigan manteniendo activa la función del Teletexto, ya que a finales de los años 80 y durante la década de los 90, los presos etarras descubrieron en el Teletexto de sus televisores la fórmula ideal para comunicarse con la dirección de la banda ETA en el exterior, planificar estrategias y estar al corriente de sus directrices, hasta que Instituciones Penitenciarias descubrió el pastel y, por orden judicial, ordenó capar las funciones del Teletexto de todas las televisiones vendidas en las cárceles.
Lo que no llegamos a entender, es cuándo y quién revertió dicha orden y volvió a autorizar la inclusión del Teletexto en las televisiones vendidas en las prisiones españolas.