Submitted by jorge on Thu, 27/03/2014 - 07:25
Tuvo que morir en prisión por un delito que no cometió, pero sí por un par de ruedas de reconocimiento erróneas.
Siempre insistimos en los pocos casos de inocentes existentes en prisión, pero cuando uno de estos injustamente condenados sale a la palestra, no podemos más que apesadumbrarnos, porque si ya de por sí es difícil soportar una condena sabiéndote culpable, qué decir del que lo ha de hacer conociendo su inocencia y aguantando durante todo su cautiverio la mofa de sus compis a sus palabras, “pero si soy inocente”.
En este sumario, la insistencia de la agredida de un robo con violencia en la ruedas de reconocimiento sobre la culpabilidad de Antonio Guille, además de la demora en la llegada de las pruebas del ADN, 15 meses después de su entrada en prisión y un mes después de su muerte aún encerrado, hacen de este asunto una muestra palpable de la inoperancia judicial y de la cabezonería de algunas personas, es decir, de la injusticia humana.
¿Dormirá la demandante plácidamente sabiendo que debido a su insistencia, ERRÓNEA INSISTENCIA, un hombre fue injustamente encerrado y murió durante esa oscura travesía?
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/03/26/actualidad/1395837625_183767.html