Submitted by jorge on Mon, 11/09/2017 - 06:24
El número de presos musulmanes, y algunos que no lo son, que se radicalizan en el yihadismo estando en prisión va en aumento desde 2014.
De acuerdo a los estudios existentes, presos musulmanes que entran en prisión por delitos de narcotráfico, robo u atraco, toman la vía del radicalismo de manera gradual durante su condena o permanencia en prisión, en ocasiones, en busca de un refugio a su soledad y falta de identidad, en otras, aleccionados por jóvenes radicales y rebeldes autoproclamados imanes y que convencen y radicalizan a sus compañeros musulmanes de patio para convertirlos, supuestamente, en héroes y hermanos de lucha.
Algunos de los que ya entran condenados por terrorismo yihadista -128 entre 1996-2016- en las prisiones españolas, incrementan su radicalización en prisión y, de paso, adoctrinan a aquellos que se encuentran en contacto con ellos. El resto, como decíamos, lo hacen por cuenta propia en busca de un asidero existencial o convencidos por esos jóvenes musulmanes rebeldes que se autoerigen como imanes de esta "Guerra Santa".
En España, el número de estos reclusos va en aumento, aunque países como Francia y Bélgica nos llevan gran ventaja en este tipo de radicales ya que se trata, en general, de segundas generaciones de inmigrantes musulmanes que no encuentran lugar en su país de adopción, mientras sus padres, llegaron en su día con ánimos de subsistir y en busca de una vida mejor. Y dado que estos países tienen una tradición mayor que la nuestra y años de adelanto en esta experiencia, es España el que pueda proveer a futuros los nuevos jóvenes yihadistas que se están incubando en las próximas generaciones de inmigrantes musulmanes españoles.
La Administración Española trata de poner coto a esta expansión del radicalismo penitenciario, pero la falta de preparación de los Funcionarios de Prisiones en esta línea de trabajo, el escaso intercambio de información entre dichos funcionarios y los Cuerpos Antiterroristas de la Policía y Guardia Civil, la falta de imanes de confianza (escasos y mal pagados) aportados por I.I.P.P. para reconvertir a estos nuevos radicales que, además, no aceptan a estos Imanes “buenos”, y la escasa comunicación y propuestas por parte de la Administración a estos jóvenes, hacen de este fenómeno un gran problema penitenciario que no para de crecer.
Hasta españoles católicos se han convertido a esta línea radical en busca de su propia identidad o salida a su situación familiar, tal es el caso de L.J. Galán, alias Yusuf Galán, único español imputado en el atentado del 11-S de Nueva York y condenado por la Audiencia Nacional a 9 años de prisión.
O nos tomamos este fenómeno en serio y creamos programas especiales para ello, además de inversiones económicas paralelas, o de aquí a una década nos encontraremos con un problema mucho mayor con esta segunda generación de musulmanes que ahora crecen en nuestro país.