Submitted by jorge on Mon, 07/01/2019 - 06:45
Sí la prisión es ya de por si un trauma para un primerizo culpable que por vez primera la pisa, qué decir, de uno que entra novato e inocente.
Es el caso de una mujer del barrio madrileño de Moratalaz cuya expareja compró la voluntad de 2 Policías Nacionales en 2014 para que la detuvieran por una falsa acusación.
Estos, convencidos por el exnovio que la mujer le había robado en su casa además de ofrecerles a través de un intermediario una cantidad golosa de dinero, la detuvieron a la salida de un bar acusándola de llevar drogas en su coche y de haber disparado un arma contra los agentes.
Por ello fue arrestada y mantenida recluida durante 40 días en la prisión de Alcalá de Henares, hasta que el departamento de Asuntos Internos de la Policía descubrió que todo era una montaje, ya que tal como asegura la Audiencia Provincial de Madrid, "se crearon falsas pruebas, no hubo armas, no existió ninguna bolsa de droga, sino que fue una detención intencionadamente buscada, sin ninguna causa legal, cuyo móvil fue el dinero, y todo ello en el contexto de una venganza del exnovio de la víctima".
Por este hecho, ambos agentes de la Policía han sido condenados a 11 años y 3 meses de prisión por los delitos de Cohecho y Detención Ilegal, además de 20 años de Inhabilitación y al pago de unas multas de 8.400 euros, así como el intermediario del exnovio, que cumplirá 5 años de cárcel.
La expareja se encuentra huido y en búsqueda y captura, y entre todos los culpables han de indemnizar a la víctima con 60.000€, ya que este paso por prisión le provocó un Síndrome de Estrés Postraumático, dado que aparte de una prisión injusta, esta mujer dejó durante ese tiempo 2 hijos pequeños a cargo de terceras personas.
Nos parece que la condena ha sido adecuada al hecho ocurrido, máxime, cuando todo el caso fue organizado por agentes de los Cuerpos de Seguridad del Estado que han de cuidar del bienestar de los ciudadanos y no crear un entramado falso a fin de encerrar en prisión a una mujer inocente.
Hay que ser muy cutre y falta de sentimientos para detener a alguien a sabiendas de su inocencia.