Y a nosotros también nos conmueve ver a través de la fotografías la celda de Mandela, pero no por la celda en sí que no cuenta con un simple camastro y un tigre, no, la visión que nos estremece es la de imaginar lo que son 27 años de tu vida privado de libertad, privado de tus seres queridos, de tu barrio, de tu vida anterior, máxime, si la condena por la que te encuentras encerrado no se basa en un delito moral y humanamente imputable, sino por una acción contra el Derecho Positivo de tu país.
Lo que muchos críticos en España no entienden y que son los que de continuo vociferan contra los derechos de los presos, contra las "comodidades" existentes en las prisiones españolas, es que al preso lo que realmente lo desestabiliza y consume es la falta de libertad, esa a la que aspira cualquier ser humano, a la necesidad de cariño y contacto social, a la vida en familia, y el que exista cierto confort en las prisiones, en el fondo, poco le importa.
Que una prisión cuente con un polideportivo, actividades culturales, ducha en la celdas y otras comodidades va parejo al nivel de vida de la sociedad donde esta prisión se encuentre. Pero el hecho que dicha cárcel sea una “jaula de oro”, y que no es oro todo lo que reluce, no alivia la pena que cada cautivo carga a sus espaldas, ni la pena punitiva, ni la interior que lo reconcome.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/30/internacional/1372593099.html