Submitted by jorge on Wed, 06/04/2016 - 06:51
Está bien que a los diplomáticos, esos que van por el mundo representando a su país pero en ocasiones con la soberbia propia del que dispara con pólvora del rey, se les dé un correctivo, aunque sea solo de cuando en cuando.
Este es el caso del ex-embajador de España en Finlandia, Marcos Vega, que contrató a varias empleadas del hogar sin darlas de alta y pagándolas, además de sus viajes, su sueldo con dinero del Estado.
El Fiscal pide para este prohombre, 10 años de prisión y 21 de inhabilitación por malversación, prevaricación y falsificación en documentación oficial, aunque él descarga la culpa en su canciller, aduciendo "que esos documentos que se me trajeron para firmar eran de gestiones administrativas. No les di mayor importancia".
Insiste en que se trata de una venganza por el hallazgo en su embajada de una caja B para la compra de alcohol, tabaco y otras menudencias, motivo por el que el canciller lo denunció por el caso de las empleadas.
Fuere lo que fuere, esperemos que este tipo de acciones llevadas a cabo por representantes de una nación, esos que más que ninguno han de ser referentes de honestidad, sigan siendo perseguidas y sirvan de ejemplo para otros que se mueven con ínfulas similares.