Submitted by jorge on Thu, 22/12/2016 - 06:48
Tenemos en nuestro país algunos abogados penalistas de primera, buenos profesionales que llevan de manera consecuente la defensa de su cliente.
Pero hay muchos, muchos, que son, por decirlo de una manera delicada, unos caraduras que se aprovechan de la debilidad psicológica del que se encuentra en prisión, para engañarlo y prometerle castillos en el aire que nunca se cumplen. Y por cada uno de esos castillos cobran sin pudor.
A la agente de policía de León, Raquel Gago, condenada en un principio por la Audiencia de León como encubridora del asesinato de Isabel Carrasco y por tenencia ilícita de armas, y que recurrió dicha sentencia ante el Tribunal Supremo, que a su vez aumentó la condena hasta los 14 años, le espera un largo tiempo en prisión.
Eso sí, entrará en un módulo especial que en las cárceles españolas reservan a los internos pertenecientes a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a fin de no “revolverlos” con los presos comunes, para así evitar revanchas, venganzas y agresiones.
Pero que se olvide de beneficiarse de un Recurso de Amparo ante el Tribunal Constitucional favorable, ya que rara, muy rara vez, este tribunal contradice una sentencia del Supremo y, qué decir, del Indulto, que con una condena de 14 años y como están las cosas, no le va a salir favorable ni aunque le encienda veinte velitas a la Virgen Misericordiosa: ni la Sala, ni el Fiscal, y mucho menos el Consejo de Ministros, darán luz verde a este Indulto.
Así, que se vaya mentalizando para cumplir al menos 7 años de condena, y que cambié de abogado y se busque un letrado honesto y paciente que se encargue de recurrir en los próximos años todas la negativas de permisos y terceros grados, que serán muchas y variopintas.