Submitted by jorge on Tue, 04/02/2020 - 06:45
Es llamativo ver, que en nuestro “primer mundo” del siglo XXI, aún se den muchos casos de esclavitud sin que nadie repare en ello y que tan solo algunos salgan a la luz por un descuido o un chivatazo.
Y no tenemos que irnos muy lejos para toparnos con casos que claman al cielo como es el de dos personajes de 52 y 43 años, propietarios de un local de comida Kebab en Elda, Alicante, que tenían contratados a 3 trabajadores sin papeles.
Hasta aquí es relativamente habitual encontramos casos como estos, en especial, en el servicio doméstico, pero lo que ya raya lo inusual e inhumano es, además de la situación de ilegalidad en la que se encontraban, las condiciones en que tenían a estos trabajadores.
Cada uno de ellos cobraba entre 100 y 150€ mensuales -aunque llevaban 3 meses sin cobrar-, además de los cual, trabajaban 7 días a la semana, desde primeras horas de la mañana hasta la madrugada y dormían en un cuarto hacinados con otras 3 personas, que pagaban supuestamente con su salario y que pertenecía a uno de los dueños del negocio.
Los 3 eran paquistaníes y tenían órdenes expresas que, en caso de entrar una inspección o la Policía al negocio, ellos se comportaran como si de clientes se tratara.
Esperaban a cambio de esta situación que les hicieran un precontrato de trabajo, situación que no se dio y que quizás motivó que llegara a oídos de la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Comisaría de Policía Nacional de Elda, que envío a unos agentes a vigilar el local y, una vez constatados los hechos, detener a los propietarios del negocio bajo la acusación de un delito contra los Derechos de los Trabajadores.
Este tipo de explotación laboral abusando de la necesidad o ignorancia de gente que viene del extranjero debería terminarse y, los culpables, ser penados con medidas ejemplarizantes. Entendemos que en ocasiones los extranjeros no cuenten con las autorizaciones pertinentes para trabajar legalmente y tengan que buscarse la vida con trabajos esporádicos, pero de ahí a mantenerlos recluidos, trabajando sin descanso en interminables jornadas y sin percibir a cambio un sustento, nos parece de épocas pasadas no, pasadísimas.