Submitted by jorge on Mon, 18/06/2012 - 08:49
¿Quién no ha engañado en alguna ocasión a Hacienda, ha mangado algún artículo en una tienda, no se ha ido de putas con los amigos o clientes, o ha cometido cualquier tipo de delito de los llamados light? De seguro, la gran mayoría de la población ha incurrido en alguno de estos supuestos.
Y de repente, todas estas “personas de bien”, residentes en la urbanización gaditana de Sotogrande, y cuyas casas y pisos están valorados en cantidades nada desdeñables–nos gustaría saber el origen de las fortunas de más de uno de estos insignes ciudadanos de bien- no desean compartir territorio con este supuesto delincuente, que no es otro que Francisco Correa, el principal imputado en el sumario Gürtel.
Y coincidimos que, por lo poco que deja entrever el caso y el origen de los activos con los que ha contado este individuo, el final de toda esta historia terminará con varios de los imputados en prisión, y más años de los ya cumplidos hasta el momento, es decir, de un caso de delincuencia pura y dura.
Pero la moraleja de esta historia se centra en la hipocresía de esta pléyade de ciudadanos, que en sus tiempos gloriosos compartían con Correa urbanización, mansión, yate, comidas, fiestas y hasta catre –nos imaginamos- sin preguntar de dónde y cómo, y que de ahora en adelante lo rechazan por haber sido desenmascarado por la Justicia, por G-I-L, por ponerse en evidencia... por nada más.
http://politica.elpais.com/politica/2012/06/16/actualidad/1339875799_617569.html