Submitted by jorge on Mon, 04/06/2012 - 08:33
Traemos a colación un caso internacionalmente conocido, y que levanta ampollas.
El de una ciudadana francesa acusada de secuestro en México y condenada a sesenta años tras una pantomima de juicio, donde intereses mediáticos y políticos influyeron en la decisión judicial violando los derechos de la imputada, por lo que el proceso estaba viciado por el “efecto corruptor” del montaje televisivo y la presión política.
Pero no hay que buscar irregularidades y violaciones de derechos fundamentales en los procesos allende los mares, en los países mal llamados del tercer mundo, ya que en nuestra patria se dan en más de un caso, y sino, retrotraigámonos al proceso sobre los asesinatos de las niñas de Alcasser, donde un pobre diablo, Miguel Ricart, ser ignorante y carente de dotes de mando –en prisión es considerado como un preso sin relevancia, un machaca de turno-, y el otro incriminado y desaparecido misteriosamente, Antonio Anglés, algo más astuto pero incapaz de llevar a cabo semejante aquelarre y matanza sin la dirección de una mente u organización en el trasfondo de toda esa actuación, fueron declarados culpables sin pruebas contundentes ni declaraciones inculpatorias.
Sin olvidar el crimen de los Marqueses de Urquijo, y otros tantos que aún colean, cerrados aunque irresolutos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/06/02/actualidad/1338673484_589017.html