Submitted by jorge on Fri, 16/11/2018 - 06:43
Hoy es viernes, y como viernes que es, suavizamos el tono de los post semanales y colgamos uno con un punto irónico a fin de cambiar el dramatismo de los anteriores.
Habitualmente tratamos el tema de las fugas y los quebrantamientos como episodios que, en la mayoría de las ocasiones, finalizan con el evadido de nuevo en prisión.
Pero el caso de estos dos presos es el paradigma de personas que no planifican sus pasos, que no prevén los resultados, que andan por la vida aquí te pillo aquí te mato, por lo que no nos extraña que sigan en prisión.
Días atrás, en la cárcel del Acebuche, Almería, dos compis de chabolo decidieron evadirse de prisión por arte de birlibirloque, aunque la prestidigitación en su caso no funcionó ni para el uno, ni para el otro.
Serraron con paciencia y tiempo parte de los barrotes de la ventana de su celda y, en la noche escogida para la fuga, los deformaron y cuando pensaron que habían logrado el diámetro suficiente para salir, reforzaron las puntas recortadas con cinta aislante para evitar desgarros.
El primero, cual faquir indio, se deslizó entre dichos barrotes y se descolgó por una liana de sábanas hasta un patio exterior, pero cuando quiso escalar el muro perimetral para escapar, perdió el equilibrio y cayó, lesionándose un brazo.
El segundo ni siquiera llegó al patio: quedó embutido entre los barrotes, con medio cuerpo en la celda, el otro medio descolgado por fuera de la ventana.
Uno fue llevado a enfermería para enyesarle el brazo; al otro hubo que cortar el resto de barrotes con una radial para desembutirlo.
La verdad, no lo podían haber hecho peor, y ahora, a ambos los enviarán a aislamiento con un parte muy grave y pendientes de otras sanciones.