OSCAR
Tras una semana dura y agridulce me quedan dos sensaciones. La casi perdida de la mujer de mi vida y haberla recuperado in extremis. La autocompasión que uno siente refugiado en una casa ajena a base de calimochos, poco sueño y mucho tabaco me hizo recapacitar sobre lo que no se debe… mi pasado, mi presente y mi futuro inmediato. Agradezco la preocupación de todos vosotros y espero un poco de comprensión por mi ausencia en la confianza de que entendereis que ahora esté a medio gas y aterrizando de nuevo en el aspecto amable de una crisis matrimonial: la reconciliación…
Ante lo anterior es difícil hablar de inquietudes o de banalidades. Las ha habido, como todas las semanas. Podría hablaros de que dos importantes políticos han dado la espalda a su electorado optando por otro puesto en lugar de aquel para el que fueron elegidos. Me parece de muy mal gusto y una desfachatez, pero como no soy andaluz me pilla un poco retirado para indignarme. También puedo hablar de que al final la crisis aún no ha dicho todo lo que tiene que decir y la cosa vá a peor. Ya no sirve aquello de que no podemos caer más bajo para poder dar la patada en el fondo y subir, porque el pozo de momento no tiene fondo. También debo hablar de un tema que a una forera le encanta: Coslada y la mafia policial (perdón, supuesta mafia). Ya están todos fuera. Sean inocentes o culpables me parece alucinante lo difícil que es salir del talego para la mayoría y lo descaradamente fácil para otros, con o sin fianza por medio, por donde se pasan sus Señorías la peligrosidad social, el riesgo de reincidencia y la alarma social en ciertos casos y cómo crucifican al españolito de a pié el resto de ocasiones. Como sabeis siento un profundo desprecio por la supuesta Justicia, que no responde a su nombre salvo para unos pocos afortunados. Estoy seguro de que cuando yo pase por el Juicio conmigo no serán igual de indulgentes.