Submitted by jorge on Wed, 24/08/2016 - 06:51
Sí, aún hoy en día se dan los campos de concentración, quizás sin cámaras de gas ni tanto inocente, pero con condiciones similares a la vida que llevaban los prisioneros de los de la Segunda Guerra Mundial.
Y uno de ellos no es otro que la "supuesta" cárcel filipina de Quezon City, construida en su día para albergar 800 delincuentes y en la que hoy residen más de 4.000 personas, muchas de las cuales no han sido juzgadas ni condenadas en años, y donde dormir, comer o hacer las necesidades de manera regular es tarea solo apta para algunos.
Y todo debido a la Ley Represiva instaurada a raíz de su programa electoral por el actual presidente filipino, Rodrigo Duterte, y que imparte con mano de hierro el Jefe de la Policía de Manila, Ronald dela Rosa, apodado la Roca, que encarcela a cualquiera sobre el que tengan sospechas de cometer actos ilícitos y que no haya sido asesinado previamente en alguna redada policial, ya que en la actualidad se investigan más de 712 asesinatos extrajudiciales cometidos por dicha Policía.
Algunos prefieren residir en dicho centro antes que ser balaceados en la calle por sospechosos aunque, por otro lado, apenas puedan comer (no alcanzan las raciones por lo que muchos se alimentan de insectos y todo ser viviente que cae en sus manos, el agua está estancada y produce gastroenteritis y la humedad y el calor existente son insoportables debido, entre otros, al hacinamiento)
Es tan dura la represión impuesta por el Presidente Duterte, apodado el Sucio en su época de Alcalde de Davao y donde sus Escuadrones de la Muerte asesinaron a mas de 1.000 personas de lo que él se vanagloria, que muchos de los que entran no pueden ser juzgados por carecer de pruebas contra ellos, por lo que, al igual que los campos de concentración nacis, en este centro y otros de Filipinas malviven inocentes con culpables en un caldo donde apenas el aire les llega a los pulmones.