Submitted by jorge on Thu, 14/03/2013 - 07:18
Cualquiera de nosotros puede terminar con sus huesos en prisión, e igualmente, en la calle, cualquiera.
Te tomas unas copas de más, atropellas a un viandante, éste muere, y tú, ciudadano del común, vas a prisión; después ya veremos.
Algo similar ocurre con los indigentes. Administrativo en una empresa o camarero en un bar. Recorte de plantilla: a la rue. Tus padres han muerto o carecen de recursos, pagas una hipoteca, cuentas con unos gastos fijos al mes a los que no puedes hacer frente, y tus amigos no pueden socorrerte: te embargan la casa, tu mujer se larga con los niños y te quedas más tirado y solo que la una. Te entra la depre, comienzas a beber o a colocarte, y terminas recorriendo las calles sin rumbo. Te vuelves un indigente.
¿Cómo se le ocurre a un “respetable” abogado defensor de un grupo neonazi que torturó a un indigente, propagar a los cuatro vientos y en una Sala de Audiencia, que la víctima pertenece a un colectivo que "no son personas humanas, sino una plaga de nuestras ciudades y cánceres de la sociedad que deberían ser extirpados"?
Este letrado debería de tener más humanidad a tenor de la situación en que se encuentran muchos C-I-U-D-A-D-A-N-O-S sin hogar.
Por ello nos satisface, que el Colegio de Abogados sancione a este miembro de dicho Colegio, y que la Sala en cuestión, condene a quién ha de condenar, sin prejuicios.
http://www.20minutos.es/noticia/1757914/0/colegio-abogados/angel-pelluz/juicio-neonazis/