Submitted by jorge on Wed, 20/04/2016 - 06:56
Hay una Juez de Vigilancia Penitenciaria, María del Prado Torrecilla, con fama de dura e intransigente entre los presos, aunque no con todos, solo con los del montón.
Porque ciertos presos de renombre con relaciones, poder y dinero, logran que esta Juez de VP cambie ese criterio intransigente por el de un manso corderito que mueve carros y carretas para acelerar la libertad de estos personajes importantes recluidos.
En el año 2002 y cuando Mario Conde entraba por segunda ocasión en prisión con una condena de 20 años por el caso Banesto, a los 3 MESES de ingresar, esta Juez, con la ayuda del director de la cárcel de Alcalá Meco, Jesús Calvo, quién presionó a la Junta de Tratamiento para que emitiera un informe favorable a la salida de don Mario, intrigó para que la trasladarán al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria que correspondía a dicha prisión.
Pero como no lo logró, trató de convencer a la Juez que llevaba el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid, Reyes Jimeno, y que ya había denegado el 3º grado solicitado por Mario Conde, para que progresara a éste de grado, pero ésta se negó y la denunció en diciembre de 2002.
Torrecilla fue suspendida en 2003 en sus funciones durante 7 meses por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pero no se aceptó la petición de la Fiscalía para que fuera expulsada de la carrera.
Esta misma Juez, ya reincorporada a la carrera judicial por sus manejos subrepticios, ahora ha concedido el 3º grado a Carlos Fabra, qué con una condena de 4 años, sale al cumplir un año y medio y en contra del criterio de Instituciones Penitenciarias.
Nadie sale en 3º grado antes de cumplir, mínimo, la mitad de la condena, y menos contra el criterio de I.I.P.P., pero como esta Juez hace de su capa un sayo y es fácilmente “influenciable” (quién sabe por medio de qué), pues nada, qué si eres preso, tienes medios y contactos, tu abogado la llama y la calle es tuya.