Submitted by jorge on Thu, 29/09/2016 - 06:48
Una nueva noticia sobre el tránsito de refugiados entre Serbia y Hungría nos sobrecoge, si algo más de lo visto hasta el momento nos puede sobrecoger.
Hungría solo permite la entrada a 30 personas por día, quedando los otros miles de refugiados hacinados en campamentos serbios en condiciones infrahumanas.
Pero los que no quieren o no pueden esperar la autorización de las autoridades húngaras para transitar legalmente por su territorio y evaden los controles internándose ilegalmente en Hungría, son perseguidos -más allá de los 8 kilómetros primeros autorizados para hacerlo- con perros hasta darles caza, momento en que son sometidos a palizas y vejaciones para después ser devueltos en caliente a Serbia.
Lo peor, y una vez devueltos de inmediato, es que los serbios ya no los reconocen como refugiados y no se hacen cargo de sus necesidades, sean de la gravedad que sean, además de perder el derecho a pedir asilo en Hungría.
Se tornan apátridas y apestosos sin un lugar en el mundo donde quedarse salvo regresar a su país de origen, devastado por otro lado por la guerra.
¡Qué panorama les espera!