Submitted by jorge on Tue, 15/03/2016 - 09:18
En nuestro post del viernes 11 de marzo hablábamos del peligro de adoctrinar a los niños en el uso de las armas, y del accidente acaecido al disparar un niño de 4 años a su madre y dejarla malherida.
Ella sigue con vida y con deseos de mantenerse en la misma línea, esa de utilizar armas y seguir enseñando a su hijo a disparar, orgullosa: quizás en la siguiente ocasión el disparo sea irreversible y el niño quede huérfano, eso sí, acompañado de muchas armas.
La noticia de hoy es igualmente dramática.
El propietario de una empresa de seguros de Georgia, Estados Unidos, exige a sus empleados contar con un permiso para portar armas y someterse a pruebas de capacitación en el “arte de disparar”, y por qué no, de matar, ya que asegura que “en sus oficinas nunca han tenido problemas con la delincuencia, pero hoy cualquiera puede colarse si quiere. Además, ninguno de los empleados se ha opuesto a la iniciativa, ya que están cansados de tener miedo".
Un jefe con un discurso y unas exigencias laborales muy aleccionadoras. Sí el jefe cree en esta política del todo vale, que no estarán dispuestos a hacer los empleados por mantener su puesto de trabajo.
Miedo nos da.