Hay algo que no he comentado pero entra en la pura lógica. Lo que hagas en tu chabolo se oye en unos cuantos alrededor y arriba o abajo. Normalmente la gente se tira el rollo con los ruidos, así que no es conveniente que te duches a las cuatro de la mañana o pongas la tele a todo trapo a esas horas porque te pueden dar un toque a la mañana siguiente. Siempre hay gente a las que se le va la pinza y empieza a pegar golpes o a dar gritos cuando está con el mono o hecho polvo por muchos motivos. Debes entenderlo y dejar que se desahogue un poco. Te puede pasar a ti. Antes o después lo escuchará el funcionario y le dará un toque, o bien algún compi de los antiguos le dará una voz llamándole por su nombre y diciéndole que se corte que ya está bien. Paciencia. Si no tienes mucha confianza con el que hace ruido tú calladito que la historia no vá contigo y luego todo se sabe.
Otro tema importante son los “préstamos”, sean a fondo perdido o de compis que pretenden sinceramente devolverte lo prestado. Mi consejo es que no prestes nada, pero es irremediable. Procura mantenerte firme y darte a valer pero sin pasarte, porque lo mismo por un paquete de tabaco se te calienta la boca, te pasas con alguien chungo y te cuesta caro. No demuestres tener mucho peculio aunque lo tengas, bájate el tabaco justo y sácalo discretamente. Y si te apetece tomarte un par de cervecitas (sin alcohol, por supuesto) es mejor hacerlo en tu chabolo a puerta cerrada que en el patio. Compras tus cervezas, te las subes escondidas en una bolsa o la mochila y aunque no estén tan frescas como abajo te evitarás que sepan que las tienes y tener que invitar. Con el tabaco lo mismo. Yo lo compraba dentro del economato (era buen cliente) y subía de los últimos al chabolo para evitar tentaciones. Luego a dosificarlo, que una semana se puede hacer muy larga.