Submitted by jorge on Thu, 01/10/2015 - 06:29
No somos un país habituado a los juicios llevados a cabo con un jurado popular, tan habituales en algunos países anglosajones como los Estados Unidos.
En España las causas se enjuician y sentencian por jueces de carrera, que por conocimiento o experiencia y en base a las pruebas y las exposiciones de cada una de las partes, dictaminan y sentencian: en ocasiones con acierto, en otras injustamente y, en algunas, presionados por algún poder político o judicial, pero con conocimiento y sin dejarse influenciar, excesivamente aunque no siempre, por la alarma social difundida por los medios de comunicación.
El jurado popular, más común en los países basados en el Derecho Anglosajón, cuenta con la gran desventaja de estar compuesto por ciudadanos de a pie, poco versados en leyes, aunque sí muy manipulados por los medios de comunicación y la alarma social que ciertos casos levantan. Se guían más por los sentimientos que por la práctica de aplicar las Leyes, aunque cuentan a su favor con la frescura propia del desconocimiento y, por otra parte, son menos manipulables a nivel grupal a las presiones políticas, judiciales o de grupos de poder.
No obstante, si nos viéramos en la tesitura de ser juzgados por un caso socialmente vapuleado, elegiríamos ser juzgados por jueces que, a pesar de sus imperfecciones y errores, dictarán sentencia con más conocimiento de causa y cabeza fría que los integrantes neófitos de un Jurado.
Que cada cual saque sus propias conclusiones.