Submitted by jorge on Fri, 16/02/2018 - 06:43
Un padre argentino al que su hija de 11 años informó que un adulto la ciberacosaba por WhatsApp, se hizo pasar por su hija para quedar con el agresor sexual.
La niña de 11 años llevaba un tiempo siendo acosada por un hombre de 29 años, Walter Rodríguez, que la instaba a desnudarse frente a la cámara de su móvil al igual que él hacia frente a la suya. Y así, por WhatsApp y como el que no quiere la cosa, se intercambiaban imágenes a la vez que él la instaba a encontrarse para mantener relaciones sexuales.
Cuando el padre de la menor supo de ese juego peligroso, se hizo pasar durante unos días por la niña hasta lograr fijar una cita con el presunto ciberpederasta.
Llego a reunión y la emprendió a golpes y gritos con el recién llegado; con posterioridad llamó a la Policía y se entregó a la vez que detenían al acosador.
Al padre lo acusan de lesiones, al agredido, de un delito de grooming o ciberacoso a menores.
El padre, en su defensa, adujo que estos agresores sexuales vuelven a cometer estos abusos aunque entren en prisión, de ahí y, quizás, solo quizás, este tipo de castigo físico y público le de que pensar a futuros.
La Ley debe cumplirse y entendemos que uno no deba tomarse la Justicia por su mano, pero..., ¿qué hubieran hecho ustedes, denunciar el caso a la Policía y que el acosador se lo oliera y desapareciera, o como hizo este hombre, engañar al engañador y darle una tremenda paliza como advertencia a futuras agresiones sexuales?
Nosotros, aún incumpliendo la Ley, hubiéramos reaccionado, de seguro, de la misma manera.
