Submitted by jorge on Wed, 23/10/2013 - 09:10
Tan solo en unos cuántos países del mundo la Eutanasia es completamente legal, tales como Holanda, Bélgica y Luxemburgo, además de un estado de Australia.
Por otro lado, el Suicido Asistido está permitido en España y Suiza, y en un estado de los Estados Unidos.
Pero al margen de la legalidad constitucional de este hecho, nos encontramos con las posiciones religiosas y las morales que plantea nuestra sociedad, y ahí reside el quid de la cuestión.
Porque ya sea desde un punto de vista simplemente moral, nos topamos con las posiciones a favor y en contra de esta actuación y, por otro lado, también desde un punto de vista religioso existen posiciones a favor y en contra.
Por ello, ¿deben los Gobiernos legislar a favor de la Eutanasia (provocar la muerte de un enfermo desahuciado para evitar su agonía, con o sin el consentimiento del paciente), del Suicidio Asistido (un tipo de Eutanasia en la cual se proveen los medios necesarios para que una persona de forma voluntaria termine con su vida), de ambas o de ninguna?
¿No debe cada ser humano decidir por sí mismo el camino a seguir? ¿Y la familia?
En un caso cercano a nosotros, un anciano residente en Bélgica y carente de enfermedad alguna, decide solicitar el Suicidio Asistido por puro agotamiento vital. Después de varios exámenes médicos y psiquiátricos y de insistir a su médico de cabecera, lo autorizan para realizarlo en una fecha determinada.
Pero ahí entra en juego la familia, que se niega a asistir a la intervención y, mucho menos, a conocer el día y la hora de dicha acción, como si de un acontecimiento social se tratara.
Al fin, el anciano entra en razón y pospone sine die su decisión, a sabiendas del dolor que ello podría provocar.
Que cada cual saque sus propias conclusiones.
http://blogs.elpais.com/cuestion-de-fe/2013/10/dignidad-al-morir-con-fe-en-la-vida.html