Submitted by jorge on Fri, 02/11/2018 - 06:43

Otra crónica de fin de semana, esta de carácter macabro.
Un preso de 63 años, Edmund Zagorski, residente en el corredor de la muerte de la prisión de Riverbend, estado de Tennessee, Estados Unidos, habría de ser ejecutado en la noche de ayer, jueves, por el asesinato de dos hombres en 1984. Solo una sentencia favorable de último momento dictado por el Tribunal Supremo podría retrasar dicha ejecución, aunque el abogado del preso apenas confiaba en dicha opción.
Y como desde 2014 el estado de Tennessee permitió que por Ley cualquier preso condenado a muerte antes de 1999 podría elegir la forma de morir, a Edmund le ofrecieron las dos opciones posibles:
• Por Inyección Letal, que desde que las farmacéuticas europeas dejaran de vender el anestésico para su aplicación en la Pena de Muerte y que adormecía a los presos antes de hacer efecto el fármaco mortal, los nuevos productos provocan un sufrimiento tremendo y un resultado dudoso que, en ocasiones, no logran la muerte del reo.
• Por una descarga de alto voltaje aplicada en la Silla Eléctrica, eficaz y mortal.
Pues el preso, aconsejado por sus abogados, se decantó por la segunda opción, ya que como dedujeron, “es que con la Inyección Letal puede vivir los últimos 10-18 minutos de su vida en una terrible agonía, si es que funciona, mientras que con la Silla Eléctrica solo sentiría un dolor insoportable durante unos 15 o 30 segundos”.
Desde 1960, en este estado solo se ha aplicado la muerte a un reo por el procedimiento de la Silla Eléctrica, Daryl Holton, que así como Edmund, eligió ser ejecutado por este método, más extremo pero rápido y, en general, eficaz.
Tales son las dudas que en los últimos años sobrevuelan las Penas de Muerte ejecutadas por Inyección Letal por los motivos anteriormente descritos -fármacos poco efectivos, falta de anestésicos eficaces, productos veterinarios como alternativa, etc.- que en muchos de los 30 estados que aún aplican la Pena de Muerta en los Estados Unidos, se están cambiando los métodos de ejecución, hasta casos como el de Utah, donde se ha restablecido el Pelotón de Fusilamiento como alternativa a la anteriormente establecida.
Aunque en este caso concreto, el constructor de la Silla Eléctrica del estado de Tennessee, Fred Leuchter, tiene dudas sobre el estado de la silla -sin utilizar desde años- y su efectividad a la hora de sentar al reo y aplicar la corriente.
En resumidas cuentas, que el pobre Edmund sufriría sí o sí a la hora de morir, pero eso a los Jueces pareció no conmoverlos en exceso; dudamos que fueran indulgentes y postergaran o anularan la ejecución.