Submitted by jorge on Tue, 29/05/2012 - 09:45
Que el nuevo Secretario de Instituciones Penitenciarias –entre 1996 y 2004 dirigió el mismo organismo-, utilice conceptos populistas para ganar adeptos, nos parece, en los tiempos que corren, banal.
En lugar de sacar a relucir unos excesos que tan solo corresponden a un centro penitenciario de los casi ochenta existentes en nuestro país –en el resto los presos han de comprar la televisión con el dinero de su familia, o alquilarla por debajo de cuerda-, preocúpense en su institución y ministerio de controlar las adjudicaciones de construcción de nuevas cárceles -no vayan a parar al par de constructoras de siempre y con las consabidas mermas en las calidades prefijadas-, que la calefacción y el agua caliente funcione en condiciones –problema existente en bastantes prisiones-, que no mermen la comida a raíz de la reducción de presupuesto –situación habitual en las cocinas penitenciarias-, que algunos familiares de… no se lucren con la venta de productos varios a los presos (demandadero), entre otros, las televisiones, de compra obligada a través del demandadero, en fin, que no ponga el grito en el cielo por una piscina climatizada y unas cuantas televisiones de plasma, cuando los problemas del sistema penitenciario son muchos y más acuciantes.
Lo demás es pura demagogia.