Submitted by jorge on Wed, 04/04/2018 - 06:43
Pero si de un germen que, con el transcurrir de los tiempos, termina generando odio y, quizás, agresiones.
Porque si ya de niños mostramos tintes xenófobos y/o racistas, qué no mostraremos en la edad adulta si en nuestra familia y colegio no solo no tratan de modificar nuestra conducta racista aunque inocente, sino que fomentan dicho odio con comentarios negativos y agresivos hacia otras razas o color de piel.
Por ello, el caso de las niñas de Bilbao que este fin de semana impidieron que un niño negro disfrutara de un tobogán y, cuando la madre se llevó a su hijo a un balancín, lo siguieron y agredieron con un golpe en la cabeza, motivo por el que la progenitora decidió irse del parque infantil, muestra a las claras que estas menores, que no sobrepasarían los 10 años, ya tienen inoculado ese germen racista que una vez se introduce en nuestro subconsciente, difícil es de modificar.
Estas son los “pequeñas” influencias negativas que van recibiendo los niños desde pequeños y que en hogares desestructurados y con ambientes deteriorados, terminan convirtiendo a esos niños “inocentes” de ahora en adultos conflictivos del futuro y que, en ocasiones, terminan con sus huesos en reformatorios o en prisión.