Submitted by jorge on Fri, 13/11/2015 - 06:24
Una de estas noticias distendidas de fin de semana, aunque solo de manera aparente, ya que la carga que conlleva nos da que pensar.
Es tal la lacra del narcotráfico que invade Indonesia, que en este año el país va a ajusticiar a unos 20 reos condenados por tráfico de drogas, entre ellos algunos extranjeros, y ello a pesar que en 2014 no se aplicó la pena de muerte a ningún condenado por dicho delito. De nada han servido las súplicas de los presidentes de los países cuyos nacionales iban a ser ejecutados: su presidente, Joko Widodo, ha hecho oídos sordos a naciones como Brasil y Holanda.
Es llamativo para Europa que aún haya países que apliquen la condena a muerte por este concepto, cuando en nuestro país se han reducido las penas en algunos supuestos del delito de tráfico de drogas desde el año 2010.
Y aquí viene lo hilarante de esta información, dada la cantidad de grandes narcotraficantes que escapan en Indonesia a la pena de muerte o a la cadena perpetua mediante el soborno a militares, policías y funcionarios de prisiones: el jefe de la Agencia Antidrogas de Indonesia, Budi Waseso, está localizando una isla entre las miles con las que cuenta el país, para construir un penal donde puedan recluir a todos los narcotraficantes condenados. Dicha isla, y para evitar la fuga de los reos mediante el soborno o el ingenio, estará custodiada en su perímetro externo de lagunas por cocodrilos, que como afirma este ingenioso funcionario indonesio, "vamos a colocar tantos cocodrilos como podamos allí. Voy a buscar el tipo más feroz de cocodrilo, y nadie escapará ya que no existen cocodrilos que acepten coimas. "
Bueno, si estuviéramos en la piel de un condenado a muerte en esta isla, de seguro trataríamos de escapar entre los cocodrilos antes que enfrentarnos a un pelotón de fusilamiento.