Submitted by jorge on Fri, 18/05/2012 - 08:57
Otro incendio más asola de nuevo nuestros bosques, nuestra tierra, y todo, porque a un descerebrado y/o un enfermo se le ha ocurrido la brillante idea de encender un fosforito y llevarse por arte de bilibirloque 3.000 hectáreas de bosques y zonas habitadas.
Pero ya es habitual, que a partir de estas fechas hasta el otoño los incendios se propaguen y, al hilo del calor, algunos traten de revalorizar sus terrenos rurales, otros, admirar su obra llameante, unos, aumentar su negocio maderero, y algunos más, mantener los equipos antiincendios operativos.
Y el problema es que hasta ahora los castigos penales eran desproporcionadamente bajos con relación al desastre ecológico, económico y social que estas hoguerillas crean en nuestro entorno.
Como siempre decimos, una labor de prevención y control en necesaria, pero en este caso concreto, también un aumento de las penas para un delito que coarta el futuro de nuestra descendencia.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/17/barcelona/1337267271.html