Submitted by jorge on Fri, 10/09/2021 - 06:45
Una historia de viernes de lo más macabra y rayando lo increíble, pero son situaciones reales que se dan en nuestras prisiones.
Seguimos insistiendo en que los Presos con padecimientos mentales residentes en las prisiones españolas oscila entre el 35 al 40% del total de los Intern@s, por lo que estamos hablando de un porcentaje que puede llegar casi a los 20.000 Pres@s, a pesar de lo cual, la Administración Penitenciaria no pone remedio y no contrata más Psicólogos y Psiquiatras.
Eso provoca que a menudo te encuentres casos en los patios y módulos penitenciarios que claman al cielo, como los Internos que se autolesionan cortándose brazos y piernas con latas de bebidas afiladas en el hormigón del suelo de los patios con el fin de llamar la atención, o la de este Preso andaluz que a finales del mes de agosto fue sorprendido por el Funcionario que realizaba el recuento matutino en las prisión de Sevilla I, comiéndose un trozo de oreja que se había seccionado sin ningún tipo de miramientos.
De inmediato fue trasladado a la Enfermería del centro con el fin de realizarle una primera cura rápida y de ahí enviarlo al hospital de Sevilla para tenerlo en observación.
A.B. de 30 años, protagonizó el día anterior una acción similar pero mucho más leve, por lo que fue curado en la cárcel y reenviado a su módulo, pero en el año 2020 y en la prisión de Badajoz, se seccionó ambas orejas con el fin de comérselas y tuvo que ser ingresado, primero en urgencias porque debido a la hemorragia se había desvanecido y, con posterioridad, en la unidad de psiquiatría del hospital de Badajoz.
Cuenta con un historial de graves padecimientos mentales pero no obstante, Instituciones Penitenciarias lo mantiene tirado en los patios de módulos normales sin una atención médica acorde a su padecimiento o, como sería lo lógico, internarlo en un Hospital Psiquiátrico Penitenciario, pero como solo existen 2 en España, ambos están saturados.
No nos extraña que muchos parados no deseen ejercer de Funcionario de Prisiones, con el panorama existente en nuestras cárceles, lugares equivalentes al cuarto de los trastos de cada casa y que nadie desea que las visitas abran por error.