Submitted by jorge on Mon, 08/06/2015 - 18:26
Si bien las sectas tradicionales eran fácilmente detectables (Moon, los Raelianos, el Templo del Pueblo, la Iglesia de la Cienciología, etc.), y todas eran dirigidas por un gurú, demostrar que cometiesen delito era ya otro cantar, salvo cuando asesinaban o se suicidaban de manera colectiva.
Porque probar que controlan y manipulan a sus acólitos y se apropian de sus bienes y propiedades, es decir, cometen delito, no solo es complicado sino legalmente enrevesado, dado que ya nos metemos en el campo de lo psicológico, de manejar las mentes de las personas que, por otro lado, no se oponen a ello.
Si con anterioridad la Justicia apenas podía actuar debido a todas estas cortapisas, qué decir del sesgo que están tomando las nuevas sectas del siglo XXI, más reducidas en tamaño, apenas conocidas y que se mueven con total libertad y con productos de captación aparentemente inocuos, pero que por su misma apariencia inofensiva atraen a gran parte de la sociedad.
Y no con ello queremos asegurar que todas las entidades que se dedican al coaching, a la meditación, al crecimiento personal, al tratamiento contra la toxicomanía son sectas, ni mucho menos, pero algunas –unas 150 en España-, y disfrazadas bajo este paraguas, ya cuentan entre sus filas con un número importante de adeptos que ponen en manos sus bienes y pertenencias a cambio de una felicidad que nunca llega pero que siempre rozan con la punta de los dedos, aunque sin poder asirla.
Y conocemos más de un caso de estas organizaciones con denuncias interpuestas por parte de los familiares de los afectados, pero sin pruebas tangibles para entablar un proceso.
A esta fecha existen en España entre 300.000 y 500.000 personas “abducidas” por estas SECTAS. No es una broma.
http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201506080800-sectas-venden-coaching-meditacion.html