Submitted by jorge on Thu, 23/11/2017 - 06:45
¿Qué hace que dos personas con idéntico nombre, procedentes de la misma Comunidad Autónoma, similar ideario político y encarcelados en la misma prisión, aunque en módulos diferentes, sigan vidas penitenciarias tan dispares como las de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez?
No se sabe.
Mientras Jordi Cuixart fue ingresado en la prisión de Soto de Real el mismo día que Sánchez y posteriormente trasladado al módulo 4, y desde entonces no ha tenido roces ni problemas con nadie -ha pasado desapercibido-, Jordi Sánchez ingresó en el módulo 1 y desde el primer momento de entrar en dicho patio, no ha dejado de estar involucrado en rencillas, movidas y sustos.
• El primer día que “pisó” patio, ya fue recibido a gritos de, "¡Viva España!" y similares.
• Al siguiente día, solicitó ante el funcionario ser trasladado de módulo por ese tipo de griterío y por sentirse amenazado, a lo que el funcionario respondió que no había sido insultado ni amenazado, que tan solo habían vociferado una loa al país.
• Por dicho motivo y en los días subsiguientes, varios compañeros, entre ellos algunos gitanos, le tildaron reiteradamente de “chivata”, mientras acompañaban dichas afirmaciones con música ensalzando a España.
• Al cabo de un par de semanas, su compañero de celda y apoyo solicitó al funcionario el cambio de celda ante “la matraca independentista” que de manera continuada soltaba el Jordi.
• Y por último, gajes del destino, en la misa dominical a la que asisten internos de diferentes módulos y radicada en una capilla improvisada que se instala en el Sociocultural, un dominicano agredió a otro que se encontraba junto a Jordi Sánchez con un “pincho taleguero”. El agredido tuvo que ser trasladado en helicóptero al Hospital La Paz debido a la gravedad de las heridas, mientras Jordi se recuperaba del susto, pensando en un primer momento, que la agresión iba contra él.
Pues nada, que no sale de una para meterse en otra y, lo que ya comentamos en nuestro primer post relacionado con los Jordis, que para sobrellevar de manera digna la cárcel, hay que relacionarse de manera normal con los compañeros y tratar de pasar inadvertido.
Este, por suerte o por desgracia, se ve involucrado en todas las movidas, buscadas o aparecidas por esas casualidades que coloca el destino en el trayecto vital de cada persona.