Submitted by jorge on Thu, 25/05/2017 - 06:51
Se trata de un tema que ya hemos tratado en un par de ocasiones.
En estos días ha sido detenido un fugitivo que llevaba 13 años huido de la Justicia por un atraco cometido en Toledo donde hirió gravemente a 3 Agentes de Policía y a 1 Vigilante de Seguridad y, por lo tanto, fue condenado a 40 años de prisión.
Ingresó en su momento en prisión a cumplir esta pena, pero posteriormente, en uno de los tantos permisos penitenciarios de los que disfrutó, quebrantó en 2004 y no regresó.
Cometió algún que otro delito durante los permisos, pero lo importante en este caso y en todos los relativos a fugados es preguntarnos, ¿la FUGA compensa?
Pues salvo que no dejes atrás ningún vínculo familiar o afectivo, puedas vivir durante largo tiempo en un país que no tenga extradición (en los casos con delitos graves), cuentes con los medios económicos y estratégicos para subsistir, la Fuga no suele compensar.
Porque son muy pocos los que cuentan con las particularidades antes mencionadas y muchos los que una vez fugados, se percatan que anhelan su familia, a sus seres queridos, que han de permanecer ocultos, que mantenerse en esas condiciones es más costoso que andar libres, etc.
Hemos conocido huidos a otros países que han regresado por su propio pie y se han entregado a las Autoridades para cumplir la pena, ya que no resistían el aislamiento de vivir incomunicados en un país extraño, escondidos y con escasos medios para subsistir.
El de esta noticia, Antonio Jesús Barge Valdés, uno de los fugitivos españoles más buscados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad Españolas, ha caído.
Otros lo han logrado: unos pocos, los menos.