Submitted by jorge on Mon, 11/02/2013 - 07:31
La Justicia, en ocasiones, no se dicta por decisión humana, sino por el mismo devenir de los acontecimientos, lo que algunos llaman Justicia Divina, otros el Destino, Karma y un sinfín de diversas denominaciones, que a fin de cuentas, convergen en idéntico concepto.
Por otro lado, las guerras enfrentan a los seres humanos por disparidad de ideas, de credos, conquista, dominio, donde uno y otro bando tratan de aniquilarse entre sí.
Los soldados luchan, matan, se defienden, atacan, aunque este concepto va desapareciendo gradualmente para dar paso a la guerra de las armas inteligentes, de los misiles dirigidos, es decir, de las maquinas.
No obstante, en cierto tipo de enfrentamientos donde los ejércitos carecen de estructuras homogéneas, en las llamadas guerras de guerrillas o de comandos, el contacto entre soldados aún existe y la tecnología solo cubre parte del espectro bélico. Y aquí es donde aparecen una suerte de soldados de élite, entre los que se encuentran los francotiradores.
Pues en este punto discrepamos con el concepto que se tiene de soldado, de combatiente valeroso, de héroe de guerra; porque llamar héroe de guerra a un individuo que mata al contrario hasta a una distancia de dos kilómetros, a sangre fría, a través de una mira telescópica, observando sus movimientos sin ser visto y tomándose su tiempo en accionar el gatillo, no es para nosotros un valiente, sino un asesino, legal, pero a fin de cuentas un asesino, por mucho ejercito al que pertenezca y Patria a la que salvaguarde.
Y para ejemplo de ello, recurrimos a una reseña de este héroe norteamericano que lamenta en su autobiografía no haber matado a más "salvajes" en la guerra de Irak.
Y ahora el muerto es él, a manos de un compatriota combatiente y en tierra de paz… supuestamente.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/09/actualidad/1360445774_301082.html