Submitted by jorge on Sun, 12/07/2015 - 19:07
Estas palabras aparentemente sencillas, esconden un significado vital y son el gran caballo de batalla de todas las Instituciones Penales del Planeta: Los presos, por ser presos, no han de ser excluidos de la sociedad, ya que cumplen una pena para reubicarse posteriormente en dicha sociedad.
No entramos a valorar el contenido religioso o no de esta frase utilizada por el Papa Francisco frente a los presos de la cárcel boliviana de Palmasola –una de las más hacinadas de América Latina-, tan solo queremos extraer el contenido social que conlleva.
Porque toda persona que haya cumplido una pena privativa de libertad y una vez sale de de prisión, carga de por vida esa mochila que es la exclusión social, el ser señalado con el dedo, el no optar a un puesto de trabajo, el perder las amistades e incluso la familia, el, el, el…
Esa es la realidad social mundial y la llaga donde el Papa ha introducido su dedo: la inmisericordia de los seres humanos con sus prójimos, máxime cuando estos han pasado por el trance de la prisión.
Todos cometemos errores: T-O-D-O-S estamos necesitados de segundas oportunidades y de aceptación.