Submitted by jorge on Tue, 26/03/2019 - 06:43
En 2008, un sacerdote y “niño bien” de Valencia y de tan solo 28 años de edad pero ya doctor en Filosofía, llegaba a una apartada parroquia del norte de Lugo, Galicia, para hacerse cargo de ella, con la bendición y apadrinado por el anterior obispo de Mondoñedo-Ferrol.
Este joven y apuesto sacerdote, José Emilio Silvaje Aparisi, se hizo en un breve espacio de tiempo con una docena de Iglesias por el envejecimiento o muerte de los antiguos curas, entre otras, con las lucenses de Trabada, Barreiros y Ribadeo.
Pero a medida que se hacía cargo de más parroquias, los feligreses percibían como sus Iglesias iban perdiendo a sus adorados santos así como el resto de objetos litúrgicos, hasta que en el año 2012, 4 años después de su llegada, el caso llegó a oídos de la Diócesis que comenzó a investigar esa situación, no solo a nivel interno, sino también por vía judicial, cesando al curita en febrero de 2012 de su cargo como párroco.
En ese año aparecieron varios objetos en una calle de un ayuntamiento colindante, otros los devolvió el propio sacerdote argumentando que los había llevado a restaurar, por lo que la mayoría de los feligreses concebían dudas más que razonables sobre la honorabilidad del cura.
La investigación de la Fiscalía les llevó a la conclusión que la mitad de lo objetos habían desaparecido, el resto fueron recuperados, eso sin tener en cuenta que los inventarios eran anticuados y no reflejaban la existencia real del patrimonio de dichas Iglesias.
La semana pasada se celebró el juicio contra este sacerdote y un tratante de antigüedades que lo ayudó a deshacerse del expolio, a los que les imputaban los delitos de Apropiación indebida para el cura y el de Receptación para el segundo, además de una indemnización aún por determinar, manteniéndose todos los objetos recuperados custodiados por el Juzgado.
Además de sacerdote, joven, apuesto y niño bien, este cura era un sinvergüenza y aunque el delito que se le imputa no es de mayor gravedad, el sentimiento de engaño y desasosiego que ha dejado en la gente sencilla y creyente de esas pedanías es mayúsculo.
https://elpais.com/cultura/2019/03/18/actualidad/1552915259_919002.html