Submitted by jorge on Wed, 22/02/2017 - 06:51
18 meses de condena por rematar con un tiro a un palestino ya inmovilizado en el suelo por otros militares israelíes, es un chollo.
Además, el soldado israelí Elor Azaría, aparece como un semidiós ante la mitad de la opinión pública israelí y para el resto de dicha población, pues nada, opina que debe ser castigado “por no haber respetado las normas militares y comprometer los estándares morales del Ejército”, NO por haber asesinado a un joven desarmado, indefenso y tirado en el suelo.
Es cierto que los habitantes de Israel viven con un continuo temor de ser atacados o volar en pedazos junto a un palestino que se inmole llevándose por medio todo lo que encuentre en su camino, pero no es menos cierto, que Palestina y su franja vive en un confinamiento y un control estricto de movimientos impuesto por el Gobierno de Israel.
El soldado llegó al juicio y salió de él sonriente, satisfecho de su acción y apoyado por su gente, mientras la familia del palestino lloraba su pérdida de su ser querido que, sin motivos, fue eliminado “por si acaso”.
Hasta qué punto ha llegado la confrontación entre dos pueblos, uno poderoso y apoyado por la mayoría de las grandes naciones, el otro, pobre y abandonado de la mano de Dios, que nadie ha levantado la voz en favor de la víctima y, si la ha levantado, ha sido con la boca pequeña, no vaya a ser que los vayan a vetar en el circuito internacional.