Submitted by jorge on Thu, 08/03/2018 - 06:43
Fueron unos jóvenes y menores los que se acercaron a un bar de ambiente homosexual para ridiculizar a los que ahí entraban.
Por lo que el agredido se mantuvo unos momentos en el exterior y, debido a las burlas proferidas por los jóvenes, se refugió de nuevo en el local.
Solo cuando a las 4 de una madrugada de octubre de 2016 abandonó el local caminando por el paseo marítimo de Sitges, se percató que los jóvenes y el menor se encontraban en la zona, por lo que los evitó y accedió por un atajo a la estación de ferrocarril.
Mientras esperaba el tren, llegó el menor con sus amigos que comenzaron a insultarlo y a buscar piedras en la vía para arrojárselas, al tiempo que el acusado le propinaba golpes con una piedra en la cabeza hasta que, empujado con una patada, cayó en la vía del tren mientras estos proferían, “ahora te vamos a apedrear más, maricón, porque eres maricón".
Con una hemorragia cerebral y tirado en la vía lo abandonaron, al tiempo que unos viandantes lo recogieran minutos antes que el tren pasará.
El acusado, de origen magrebí, niega que se tratara de una agresión homófoba, a pesar de que lo insultaron por su orientación sexual, lo tiraron a las vías sin socorrerlo y le robaron sus objetos de valor.
La Fiscalía le pide 13 años ½ por un delito de homicidio en grado de tentativa y robo con violencia, además de una orden de alejamiento de 1.000 metros de la víctima, mientras el menor llegó con anterioridad a un acuerdo con la Fiscalía, motivo por el cual está internado en un Centro de Menores durante 4 años.
Nos sorprende que unos jóvenes carentes de humanidad, ataquen a pedradas a una persona por su inclinación sexual y lo dejen abandonado a su suerte después de robarle, a sabiendas que malherido como se encontraba, podía haber sido aplastado por un tren.
¿Qué valores les han inculcado en casa para que actúen de esta manera?
Y lo peor, es que los años de cárcel les van a servir de poco, dado que la reincidencia entre los jóvenes es mayor y suelen salir de esas casas con aires de revancha y conocimientos del mundo delictivo mucho más amplios que como entraron.
En estos casos había que aplicar, quizás, una condena más reducida de prisión y unos años de trabajos en beneficio de la Comunidad en centros donde conozcan otras realidades.