Submitted by jorge on Mon, 19/06/2017 - 06:24
…aunque la estafada fuera una listilla que prestaba sus dineros con ánimo de enriquecerse.
Todos recordarán a Paco Sanz, el último caradura que se mofaba en Youtube de la gente que realizaba donativos para cubrir los costes de los tratamientos médicos a fin de curar los supuestos 2.000 tumores que padecía.
No fue el primero ni tampoco el último, pero nos parece cutre y de una desvergüenza tremenda despojar a personas con unos medios económicos limitados de los pocos ahorros que poseen.
Y el tal Paco estafó mucho dinero, no como este último, un hombre de 44 años de Valencia, que solo pudo sisar de manera sibilina 2.600 euros a una mujer a la que convenció que su hija tenía cáncer y que necesitaba dicho dinero para su tratamiento, pero que en contraprestación le devolvería, con el tiempo, 9.000€.
No era su primera estafa y ya contaba con antecedentes policiales por ello, pero tanto el estafador como la estafada no eran trigo limpio.
Estos casos deberían perseguirse judicialmente, pero las condenas no se tendrían que aplicar con penas de cárcel, sino con trabajos en favor de la Comunidad, en este tipo de casos, asistiendo semanalmente a las unidades de oncología de los diversos hospitales de España.
Ahí aprenderían que con el dolor ajeno y con el sufrimiento derivado de enfermedades terminales no se juega.