Submitted by jorge on Thu, 06/08/2015 - 12:18
El ser un humano, como ser gregario que es, reacciona cuando la presión del grupo pone en evidencia un hecho concreto.
Algunos sectores sociales llevan décadas denunciando la caza indiscriminada de especies protegidas, ya sea de manera furtiva u oficial, pero pocas soluciones se han dado al respecto.
Y ha tenido que saltar a la palestra la muerte de un león “famoso” por tratarse de un referente nacional de Zimbabue, para que el mundo se percate que estamos acabando con nuestra fauna salvaje.
Y ahora todos quieren colgarse la medallita de nobles ciudadanos planetarios, colocando en la picota mediática al odontologuillo norteamericano que abatió “el Trofeo”; tanto es así, que se está planteando la posibilidad, por presión popular, de ser extraditado por parte de los Estados Unidos a Zimbabue a fin de que sea juzgado en ese país (no sabemos bajo que cargos), situación que no se dará porque la gran potencia no extradita a sus nacionales.
Además de ello, tres de las más importantes aerolíneas norteamericanas se niegan, a partir de ahora, a llevar en sus aviones trofeos de caza, prohibición que nos parece acertada pero que no entendemos que se haga deprisa y corriendo por todo el revuelo mediático que ha causado nuestro “querido Cecil”.
A ver si somos menos hipócritas y nos preocupamos de los problemas cuando estos comienzan a darse y no cuando, a raíz de la aparición de una noticia mediática todos tomamos cartas en el asunto.