Submitted by jorge on Fri, 11/03/2016 - 06:48
La madre alardeaba de su afición por las armas.
La madre alardeaba de la precocidad de su hijo de 4 años en el uso de las armas.
La madre alardeaba de la puntería de ese hijo de 4 años con un rifle del calibre 22.
La madre ya no alardea de nada, dado que se encuentra en el hospital en estado grave a causa del disparo recibido desde el asiento trasero del vehículo que iba conduciendo, por ese hijo del cual alardeaba de tener tan buena puntería.
Y sin saberlo, el niño la tiene, porque mientras la madre conducía, tomó el revólver de ÉSTA e hizo lo que ÉSTA le había enseñado e inculcado de manera terca: D-I-S-P-A-R-A-R.
Y dio en el blanco: su Madre.
¿Se morirá ella por este accidente?
No se sabe.
Lo que si tenemos más que claro, es que si la mujer sobrevive, dejará de alardear de su pasión por la armas, de la puntería de su hijito y de toda la estupidez y sinsentido que le ha estado inculcando al pobre niño.
El que las da las toma, y uno no debe jugar con fuego y menos, con el futuro de un ser carente de decisión: su Hijo.
Esta es la educación y la sinrazón que no deseamos para nuestros hijos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/10/actualidad/1457600780_799304.html