Submitted by jorge on Fri, 03/12/2021 - 06:26
Una de estas noticias de viernes que aparentemente carecen de importancia pero que si nos sumergimos algo en la motivación que llevó a los agresores a atacar a una persona por una auténtica bobada, nos daremos cuenta del caldo de cultivo de odio y rabia que existe en nuestra sociedad, en especial, en una parte de la juventud.
La Policía ha detenido a una persona de 30 años, después de haberlo hecho hace unas semanas con otro de 19 años y pertenecientes a un grupo de unos 10 integrantes, por agredir a otro joven de 22 años motivado por su sudadera, que exhibía un logo con las palabras Working Class (Clase Obrera)
Hace 3 semanas, este último joven caminaba por la plaza Xúquer de Valencia, cuando fue abordado por un grupo de 10 personas con estética neonazi que lo insultó y agredió porque, supuestamente, la inscripción de su sudadera “pertenecía a un colectivo de ideología antagonista a la suya”; horas antes, este mismo grupo fue visto en las inmediaciones del Estadio del Mestalla donde se había jugado un partido de fútbol.
La víctima colgó primero la agresión en las Redes Sociales para después denunciar el hecho ante la Policía, que comenzó a investigar el caso hasta dar con uno de los agresores, el de 19 años, una semana después de los hechos y, al otro, detenerlo en estos días.
Por ello, la Fiscalía Provincial de Valencia les ha abierto diligencias por unos posibles delitos de Violencia y Odio, mientras sigue investigando la identidad del resto del grupo.
Como se puede observar, la acción no es, supuestamente, la agresión más salvaje de la que nos hayamos enterado -en otras ocasiones la víctima queda hospitalizada durante un largo periodo de tiempo o fallece-, pero esto no es óbice para que este tipo de agresiones por motivos de color, raza, religión o clase social no nos preocupe, dado que de continuo nos topamos con este tipo de acciones en los transportes públicos o en la misma calle y delante de todo el mundo.
Es un grave problema de educación familiar y escolar, de valores y de una juventud que no encuentra un referente ni concepto de convivencia, por lo que responden con esta agresividad, resultando de todo esto que este tipo de jóvenes terminan con sus huesos en prisión y en lugar de resocializarlos, los volvemos delincuentes profesionales, saliendo de detrás de las rejas con el Master hecho.
O cuidamos la educación en el hogar y el colegio o esta situación se nos acabará yendo de las manos.