Submitted by jorge on Thu, 30/05/2019 - 06:43
Pensamos que los trabajos donde existe un trato directo entre adultos y menores, deberían ser susceptibles de ser controlados de la manera más estricta, teniendo que pasar los mismos empleados y los aspirantes a empleados una serie de pruebas y filtros que no dejen lugar a dudas de su integridad moral y sexual, y de su trato con niños y jóvenes.
Sabemos que no existen los controles herméticos y que la posibilidad de errar en la evaluación de los aspirantes y empleados es real, pero dado lo avanzado que está el estudio relativo a estos comportamientos anómalos de agresores sexuales, pederastas y pedófilos, es posible, en la mayoría de las ocasiones, discernir el trigo de la paja.
Lo que no es de recibo es que hace un par de semanas, en el parque de atracciones más importante del mundo, el Disney World de Orlando, un empleado del mismo de 40 años, Frederick M. Pohl, estuviera a punto de agredir sexualmente a una niña de 8 años con la que previamente había quedado vía internet después de intercambiar varios chats con imágenes, en un hotel de la zona y a cuya cita acudió con un traje infantil rosado y condones.
Sin embargo, los padres dieron aviso a la Policía que lo esperaba en dicho hotel.
Ahora se enfrenta a una condena de Cadena Perpetua, aunque no nos queda claro si solo por este hecho o por alguno más que sumado a este sería reincidencia del delito, ya que ser penado con una Cadena Perpetua por un intento no consumado de Agresión Sexual, qué decir.
Este hombre es un enfermo, y como tal se le ha de tratar, al margen que pague una Condena, no una Perpetua.