Submitted by jorge on Wed, 27/02/2019 - 06:45
Si revisáramos los delitos por los que se encuentran los internos de las prisiones españolas cumpliendo condena o en estado preventivo, nos daríamos cuenta del incremento que se ha registrado en los últimos años en los que tienen que ver con temática sexual.
Violaciones, Agresiones Sexuales, Abusos, Pederastia, Pedofilia, etc., son los más habituales, incrementándose en los últimos años este abanico de referencias debido al fácil acceso actual al sexo en las web de Internet, a la liberalización de los diversos tabúes sexuales, a que las mujeres denuncian con mayor confianza y un sinfín de otros motivos sociales y psiquiátricos.
Día a día nos topamos con este tipo de noticias y hechos, aunque el caso de hoy tiene cierto sesgo humorístico -aunque no para la víctima-, ya que este voyeur y acosador enfermizo fue capaz de saltar una valla de la casa de la víctima, residente en la misma urbanización que él, subir al tejado, desatornillar la claraboya del baño, e introducir la mitad de su cuerpo por la misma para observar y, quizás, grabar a su vecina duchándose.
Comenzó con el hostigamiento en enero de 2017, cuando su vecino salía a trabajar, momentos que aprovechaba para vigilar a la mujer de éste en las calles, los pasillos, el parque, el garaje y cualquier lugar de la urbanización por el que ella transitaba, además de enviarle mensajes de Whastapp con frases insinuantes, hasta el día que se coló por la claraboya.
Ella denunció el hecho y el hombre fue detenido y paso a disposición judicial.
Posteriormente ha sido condenado a 8 meses de prisión por el delito de Allanamiento y 9 meses de multa por el de Coacciones, aunque se le suspendió la entrada en prisión con la condición de que no delinca en 3 años y eso, a pesar de que cuenta con antecedentes por un delito de Exhibicionismo y otro de Provocación Sexual, todos con condenas firmes.
Creemos que este tipo de enfermos no deben estar sueltos por la calle y, si lo están, deberían aplicarles un control telemático y terapias por el tiempo que dure la condena en centros psiquiátricos con departamentos especializados en delitos sexuales, dado que estos individuos no dejan de actuar estando en libertad: son enfermos y las enfermedades psíquicas no se solventan con condenas y multas.