Submitted by jorge on Wed, 12/12/2018 - 06:45
Aún hoy en día se dan costumbres atávicas y no hay que salir de Europa para encontrarse con casos de este tipo.
En agosto de este año, un matrimonio denunció en Rumanía ante la Policía de dicho país el secuestro de su hija de 16 años.
Según su versión, después del secuestro su hija les llamó para decirles que la habían secuestrado y obligado a casarse con un hombre rumano residente en Huelva, que se había quedado embarazada, que le propinaban palizas y la tenían retenida; por dicho motivo necesitaba le enviaran dinero a fin de salir del problema.
Hicieron lo que les pidió, pero como no habían recuperado a su hija, denunciaban el hecho ante la Policía rumana a fin de que intervinieran y recuperar así a la menor.
Para la Policía rumana esta historia estaba plagada de contradicciones, por lo que se puso en contacto con la española a fin de desenredar el entuerto.
Y la Policía española descubrió el pastel, lo que provocó la detención de 5 personas en España y Rumanía.
En realidad los padres habían vendido a su hija a un clan rumano residente en Huelva por 8.000€, por lo que la enviaron a nuestro país; aquí, el hijo de la matriarca del clan se casó con ella y la dejó embarazada.
Y si los padres denunciaron el supuesto secuestro de su hija no era por otro motivo sino el de recuperarlay retornarla a Rumanía, ya que habían logrado otro postor económicamente más solvente que los primeros y con el que volverían a casarla, matando así dos pájaros de un tiro: el tiro salió por la culata y los padres, el marido y la matriarca fueron detenidos en España y Rumanía y puestos a disposición judicial.
Nos llama la atención que estas costumbres arcaicas, la de la venta de hijas menores a hombres adultos y mayores, se siga manteniendo en nuestros días en un continente como el europeo, el supuesto primer mundo.