Submitted by jorge on Wed, 01/08/2018 - 06:43
No ha debido de ser una decisión sencilla y quizás haya errado, quizás no, pero la patata caliente que le han entregado a la Jueza del Juzgado de Instrucción nº 6 de Fuenlabrada, María Dolores Nortes, es enorme y de mucha responsabilidad.
Una pareja española adopta en 2013 una niña etíope.
En 2015 la mujer sufría, según ella, violencia psicológica extrema por parte de su pareja a la vez que detecta reacciones de la niña que la llevan a suponer que puede estar sufriendo abusos sexuales, por lo que toma la decisión de solicitar el divorcio con medidas provisionales por los posibles abusos a la niña, motivo por el que el Juzgado toma medidas cautelares y concede la custodia de la niña a la madre con visitas vigiladas del padre.
En 2017 se divorcian y la madre denuncia oficialmente al padre por los supuestos abusos sexuales a la niña, momento en que el Juzgado solicita un informe psicológico técnico que dictamina que “la menor está bien con el padre y que sufre alienación parental por parte de la madre, por lo que recomienda que la custodia la tenga el padre”.
A partir de este momento se cambian los roles y la custodia la toma el padre, y será la madre quien realice las visitas concertadas.
En el primer turno de vacaciones al que le corresponde a la madre tener a la niña, en julio de este año, la primera solicita un informe psicológico especializado que, tras una análisis detallado, dictamina que "desde un punto de vista psicológico se valora el relato de la menor como verosímil, por tanto creíble, tanto por la cantidad de detalles, como por la explicación de los hechos ", todo esto en base a descripciones que realiza la niña tales como que "se pone muy nerviosa y siente miedo cuando papá pierde los nervios", “y no le gusta que él me toque ahí abajo y pide que no se lo cuente porque se enfada y será peor".
A pesar de este informe y la solicitud de medidas cautelares solicitadas por la abogada de la madre para no entregar a la niña -hoy de 5 años- al padre al regreso de las vacaciones, la Jueza no decide tomar ninguna medida y la niña es entregada anteayer al progenitor, tal y como establecía el régimen de visitas, ya que la madre no deseaba incurrir en un Delito de Desobediencia.
¿Qué ha visto la Jueza para no tomar en serio el informe psicológico encargado por la madre y sí el realizado por los servicios sociales de la Administración?
¿Será el padre culpable de abusos sexuales a la pequeña o solo ha sido una treta de la madre para quedarse con la custodia de la menor?
¿Si la mujer sufría violencia psicológica extrema e intuía ya acoso sexual a la pequeña por parte de su pareja en 2015, porque no denunció en aquella época y sí en el 2017, cuando se divorcian?
¿Quizás sí sea el padre un abusador y la Jueza no lo vea como tal?
De ahí todas estas dudas que nos surgen, mientras afirmamos que la Jueza tuvo que tomar una decisión salomónica muy complicada.
¿Habrá acertado o, por el contrario, perjudicado a la niña?
Quién sabe.