Submitted by jorge on Tue, 21/01/2020 - 06:45
Antes de existir las videocámaras de vigilancia en miniatura, antes de que existiera Internet, antes de que existieran los móviles, antes de que la infancia y la juventud tuvieran acceso a los Medios de Comunicación y a los artefactos electrónicos, apenas hace una cuantas décadas, un niño o un joven maltratado sin importar el maltrato al que fuera sometido, se resignaba y callaba, y si se revelaba, la misma Autoridad le ponía coto, qué decir de los padres, por lo que la única salida para evitar seguir siendo vejado era huir; ahora no.
Una niña de Okaloosa, Florida, que denunció en varias ocasiones ser maltratada por su padre y a la cual nadie prestó atención ni tomó en serio sus comentarios debido a que no mostraba señales físicas de golpes, se decidió a parar dichos abusos instalando en su habitación varias cámaras espías a fin de que grabaran esas acciones.
Gracias a esos vídeos, la niña pudo demostrar que su padre la arrastraba por la habitación agarrada del pelo, la golpeaba la cabeza y chantajeaba con sacarle los ojos al perro de la casa mientras lo amordazaba y amenazaba con un cuchillo para que ella claudicara ante el padre y desistiera en su actitud “rebelde”.
Cuando la menor presentó el vídeo en la oficina de la Policía de Okaloosa, los agentes detuvieron de inmediato al padre acusándolo de 2 delitos, uno de Abuso Infantil Grave y otro de Maltrato Animal.
La niña, ante la ausencia de la madre, vive con el mejor amigo del padre, mientras éste se encuentra a la espera de juicio.
Aunque parece ser que no hubo Abuso Sexual de por medio, este tipo de reacciones agresivas con los hijos son cada vez más arriesgadas, dada la facilidad que van adquiriendo los menores para denunciar este tipo de casos.
Y si es verdad que en ocasiones nos oponemos a que los jóvenes de hoy en día hayan tergiversado el concepto de Libertad por el de Libertinaje y tengan sometidos a sus progenitores a toda una serie de amenazas y chantajes sentimentales, también es verdad que nos oponemos radicalmente a que los padres actúen de manera agresiva y abusadora con sus vástagos.
Se trata de una cuestión de equilibrio y educación que se debe aplicar en el hogar y en el colegio y universidad.