Submitted by jorge on Thu, 22/11/2018 - 06:43
No son extraños los casos de violencia machista en la India, Pakistán y algunos países musulmanes, donde hombres despechados rocían con ácido los rostros de mujeres, esposas, novias o ex parejas.
Es una verdadera salvajada, dado que dichas agredidas no vuelven, en la mayoría de los casos, a recuperar su rostro ni con implantes ni rehaciéndolos con cirugía estética.
Como decimos, son hechos habituales en dichos países, no en Europa, aunque en el caso que sacamos a la palestra, ocurrió el martes en España, en Tenerife.
El agresor, un italiano de 45 años y dedicado a la halterofilia, viajó desde Italia con su hija con el fin, supuestamente, de disfrutar de unos días de vacaciones en las Islas Canarias.
Llegaron el domingo y merodearon la casa de la expareja del padre, una chica española de 25 años y residente en San Cristóbal de la Laguna.
En la noche del martes el italiano se presentó solo en una cafetería donde ella se encontraba y la roció con ácido, tras lo cual se evadió.
Una patrulla de la Policía Local que se encontraba en la zona la socorrió y la enviaron de urgencias al hospital; a él, lo detuvieron en el aeropuerto cuando trataba de viajar de regreso a Italia.
Nos parece vil y cobarde este tipo de acciones, ya que no solo provocan a la victima un trauma físico y emocional momentáneo como en otro tipo de agresiones, sino que dañan la existencia de la persona por el resto de su vida.
A nuestro entender es un delito similar a un homicidio, dado que dejan a la víctima muerta en vida y con escasas posibilidades de rehacer una actividad diaria normalizada.