Entretanto Laura seguía con su vida estudiantil y de pasiones juveniles. Sin embargo, la creciente riqueza que acumulaban su hermano Carlos José y Miguel, su amante de momentos furtivos, influyó en la joven para dar comienzo a sus primeros pinitos empresariales. Recogía dineros calientes de clientes de ciudades distantes sin preguntar de donde y para qué. El polvo blancuzco no lo veía, no lo tocaba, solo concentrada en el transporte dinerario.
A la finca acudía poco, pasando el testigo a sus dos hermanos menores. Excusas de estudios le permitían aprovechar esos fines de semana para realizar sus viajes clandestinos y retozar con su amor prohibido.
Con el correr de los tiempos, el Patrón iba adquiriendo un poder cada vez mayor. Eclipsó y eliminó a los demás competidores, ascendiendo a la cima del poder fáctico del país como Don Pablo. Carlos José y Miguel mantenían junto a él su posición, aunque distanciándose poco a poco y a hurtadillas de su carácter dictatorial y sangriento. ¿Y qué mejor lugar para independizarse que España, plaza aún virgen y de escaso interés para el Patrón?, pensaba Carlos José cada vez más convencido.
La organización de Escobar ampliaba sus tentáculos en los Estates, del Atlántico al Pacífico; de ese país lo quería abarcar todo. Cargamentos de 5.000, 10.000 y hasta 20.000 kilos surcaban los aires y los mares, de sur a norte del continente americano e invadía así, a su manera, al gigante colonizador. Coronar e inundar ese país es una labor nacional, se decían a sí mismos los traquetos. Sin embargo, la unión existente entre ellos en Colombia dejaba mucho que desear.
Se habían formado varios cárteles a raíz del emergente negocio de la coca. Cárteles por regiones y por ciudades en oposición a otros de lugares distintos. Así la familia Ochoa y Pablo Escobar crearon el de Medellín. Pablo se independizaría pronto del cártel e iría por libre. En competencia con éste apareció el de Cali, con los hermanos Rodríguez Orejuela al frente y demás capillos de la zona. Pronto entrarían en una descarnada guerra fratricida que no dejaría vencedores ni vencidos.