Submitted by jorge on Mon, 20/11/2017 - 06:52
No es la primera vez que escribimos sobre el tema de las bofetadas, ni será la última, pero si nos sorprende que sigan condenando a padres a penas de prisión por dar una bofetada a su hijo en un momento puntual y ante una provocación hecha por el menor.
Dirán ustedes, pero 1 mes y ½ de prisión y 1 año y ½ de alejamiento de su hijo es una condena irrisoria, además de que el padre no entra por ello en la cárcel.
SÍ y NO.
No entra en prisión si no tiene antecedentes penales, si ha satisfecho la responsabilidad civil de alguna condena anterior o si no cuenta con otra condena de prisión y, por supuesto, si el Juez no ve impedimento en que permanezca en libertad, pero si no cumple con estas 4 variables, a pesar de ser solamente una pena de 1 mes ½, sí podría entrar en la cárcel.
Y el segundo motivo de la condena, 1 año y ½ de alejamiento del hijo, nos parece un decisión grave, dado que para un padre que quiere a sus hijos, este tiempo de incomunicación puede ser traumático y, para el hijo, otro tanto.
El problema se gestó en 2015, cuando un padre de 41 años atizó una bofetada a su hijo de 14 años al negarse este a devolver una tarjeta de móvil a su primo.
Fue el joven en compañía de su madre quien acudió a un centro médico para solicitar un informe médico de lesiones y, con este documento, acudieron a la Policía a interponer una denuncia contra el padre.
El Fiscal argumenta que “la insubordinación del menor se corrigió de una manera excesiva”, mientras la Defensa pidió la libre absolución por considerar que “el menor padece el síndrome del emperador o del niño tirano que busca dominar a sus progenitores”.
¿De qué lado está la razón?
Quién sabe, pero el padre está pagando, desde nuestro punto de vista, muy caro un correctivo aplicado a su hijo, quizás, de manera dura, aunque no pensamos que entre en la acepción de maltrato.