A la mula y a las que la rodean, las conducen de malas maneras al chopano, entre ellas y como es de esperar, también a la Patri. A la semana regresan todas al módulo, parteadas hasta las cejas y muy, pero que muy cabreadas, en especial, la jefa del cotarro. Alguna chivata hija de su madre había puesto en antecedentes a las funcionarias, y a esa perra había que desenmascararla, fuera como fuera.
Durante varios días realizan una labor de rastreo, todo ello dirigido por la Patri. Al cabo de ese tiempo y ante las dudas que aún albergan, dan por hecho que alguna de las últimas arribadas debe de ser la infiltrada. O una de las dos colombianas o la brasileña. Y como la gitana grande no tiene en excesiva estima a Elisabeth María, es más, se le había enquistado entre ceja y ceja desde su llegada, la señala como la posible culpable de los hechos. Y la pobre suramericana sin presentirlo. No se necesita más.
A los dos días de ser imputada en ese circuito en que todas están al corriente exceptuando la que ha de saberlo, ocurre lo que suele acontecer en estos casos. Antes de bajar al patio después de la hora de la siesta y mientras Elisabeth María termina de fregar el suelo de su chabolo, tres energúmenas se le echan encima por la espalda y la cubren con una manta. A continuación le atizan todas las patadas, puñetazos y golpes que les viene en gana, para terminar escuchando en voz de la Patri, y cuando ella apenas discierne entre encontrase aún en una realidad tangible o haber sido abandonada a la inconsciencia, las siguientes lindeces:
-So guarra, esto les pasa a las perras chivatas de las funcionarias. Y pá la prosisma qui si ti ocurra ir con er cuento a las que te cuen, estás moría, que sus mato, por mi mare y mi pare que en er cielo están.
Y soltando esto, le arrea una última patada en la cabeza que la remata, provocándole la perdida de la conciencia. Solo al cabo de media hora y cuando sus compañeras la echan en falta en el patio, las funcionarias abren su celda para encontrarla tirada sobre el hormigón, envuelta en la manta de marras y sin sentido. Ordenan a sus compis cargarla y las acompañan a Enfermería.